La peculiar sensación de ser último
Partimos de la premisa de que soy un triatleta, en el mejor de los casos, de nivel medio-bajo. Coincide además que mi momento de forma es especialmente bajo. Lo normal, pues, es que mi rendimiento sea bajo. ¿Tanto como para ser último en el duatlón de Alcañiz? Será que sí.
En realidad no he sido el farolillo rojo, como se dice en el argot futbolero, porque me he retirado a mitad del segmento de BTT, después de la primera de las dos vueltas que había que dar al circuito de autocros de Motorland. Arrastraba molestias desde Calatayud en el punto de unión entre el sóleo y los gemelos de la pierna izquierda cuando el ‘punto gatillo’ se ha puesto pesado y he valorado que la mejor opción era parar.
Pero durante los primeros cinco kilómetros de carrera a pie he sentido esa peculiar sensación de ser último. Lo he llevado bien para no haberlo experimentado nunca, aunque me ha exigido un notable trabajo mental en el que se combinan actitudes y pensamientos muy diversos: resignación, autoafirmación, autocrítica, capacidad para relativizar y reírse del ridículo…
He estado a punto de abandonar ya al finalizar la primera vuelta de la carrera a pie tras notar los primeros avisos musculares. Sin embargo, me fastidiaba hacerlo yendo último porque parece que es por vergüenza o por falta de pundonor. Me ha vencido la idea de que los demás pudieran pensar eso de mí, de contar que me retiraba por lesión y que alguien lo pusiera en duda. Viéndolo fríamente, menuda estupidez.
Me he puesto a andar unos metros y, tras escuchar los ánimos del cronometrador, de la ‘bici-escoba’ y de un espectador, he retomado la marcha más despacio aún, concentrado en pisar de una manera en que las molestias no fueran a más. El motor de mi motivación ha sido este pensamiento: “Tengo que llegar a la bicicleta, cubrir al menos una vuelta del recorrido y sentir que hoy he hecho deporte”. Así ha sido.
La principal conclusión que saco de todo esto, más allá de que debo mejorar mi entrenamiento, es que el público que presencia los triatlones suele ser muy cariñoso y empatiza con los corredores en dificultades para darles ánimos (gracias sobre todo a las chicas de la escuela del Casablanca).
Por lo demás, enhorabuena otra vez a dos ‘rodillos’ como Carlos Fernández y Vanesa Guzmán por sus respectivos triunfos. Jesús Dimás y Aitor Abadías, éste tras una espectacular remontada, completaron el podio en chicos. En féminas, segunda fue la júnior María Sancho, que sigue creciendo día a día, y tercera Vanessa Soriano.
Pasionporeltri